Es cierto que la rabia nos permite poner límites al otro, resolver conflictos, una necesidad, protegernos y mantener el equilibrio. Aunque en ocasiones el mal manejo puede hacer que no respondamos adecuadamente y esto traernos más problemas.
De lo que se trata, es que cada emoción nos avisa de una parte importante de nosotros que tiene que ser atendida y cuando tomamos consciencia de para que, como, que hay detrás, que escondemos con nuestra rabia abrimos un nuevo camino
de satisfacción, bienestar, autonomía y autenticidad, y poder entender para poder tramitar correctamente sin que interfiera en nuestra salud.