Cuando no nos atrevemos a decir lo que sentimos o pensamos, normalmente es por miedo a lo que piensen los demás de nosotros, por miedo al rechazo ajeno,
por miedo a no ser incluido o bienvenido en el grupo, o sea, es por miedo.
Cuando uno se da cuenta de lo contradictorio que puede ser lo que uno anhela con lo que hace para conseguirlo, muchas veces se da cuenta de que algo debe
modificar aunque tenga mucho miedo, y esto es natural porque la incertidumbre genera miedo, pero sólo quien se atreve a enfrentarlo; logrará el cambio que necesita.