Algunas de las dificultades pueden acompañarse de sintomatología física y/o afectar a diferentes áreas de mi vida.
• Las cosas de mi vida cotidiana que antes me resultaban placenteras, ahora ya no las disfruto.
• Siento que he perdido la energía y la motivación. Me cuesta mucho realizar cualquier tarea, incluso aquellas relacionadas con mi aspecto personal.
• Veo mi pasado, presente y futuro con gran pesimismo y sin esperanza.
• Tengo dificultades en mis relaciones.
• Mi preocupación por controlarlo todo me impide disfrutar el día a día.
Soy excesivamente rígido y/o perfeccionista.
• Existen ciertas cosas (animales, medios de transporte, etc) o situaciones (hablar en público, conocer gente, etc) que me dan miedo y no me permiten llevar una vida normal.
• Estoy constantemente preocupado por todo, por mi familia, por mi trabajo, por mi futuro, por mi seguridad....y esto me lleva a estar en un estado de activación continua.
Incluso en ocasiones tengo ataques de ansiedad o la sensación de no poder respirar.
Si algunas de estas cosas te están causando malestar, es hora de acudir a terapia por ayuda.