Aceptar a las personas tal y como son siempre cuesta, muchas más veces de las que pensamos. Inconscientemente intentamos cambiarlas.
Generalmente, lo que nos irrita en los otros no son más que fallos en nosotros mismos o bien el esperar que actúen como lo haríamos.
No podemos cambiar a los demás, ni pretender que otros se transformen en las personas que nosotros queremos, por mucho aprecio que les tengamos y esfuerzo invertido.
Tú puedes cambiar, pero solo si tú quieres. Imagínate que otra persona te dice que cambies, te insta que así no te soporta y tú intentas cambiar.
Eso va a ser imposible. Tú solo podrás cambiar si te lo propones tú mismo.
Acepta a las personas como son y jamás pienses que cambiar a alguien es la solución.
Realmente es una solución fácil e infructuosa que quizás traiga muchas más consecuencias de las que piensas.
No te arriesgues. Cambia tú, acepta a los demás y sobre todo no te enrosques en batallas imposibles.