El cerebro humano tiene una exigencia energética alta y constante, por lo que la buena alimentación es importante y clave para la salud mental,
es decir, si la calidad de los alimentos que ingerimos es baja esto podría contribuir al desarrollo de alguna patología metal,
como por ejemplo la depresión y la ansiedad.
Tengamos en cuenta que múltiples estudios encuentran una correlación entre dietas altas en azúcares refinados y alimentos
procesados con la función de nuestro cerebro, promoviendo la inflamación, el estrés oxidativo y empeorando en ocasiones los síntomas
de enfermedades mentales (como la depresión por ejemplo), aumentando las ganas de comer más carbohidratos, haciéndose un círculo vicioso,
mientras que una dieta alta en vitaminas, minerales y antioxidantes nutre el cerebro, lo protege contra el estrés oxidativo y a su vez mantiene
un tracto gastrointestinal sano, y esto se refleja a su vez en una mejora en la salud a nivel general.