Muchos son los dolores o síntomas que podemos padecer como dolor de cabeza, de espalda, rigidez en el cuello, estar mareados, sentir que nos
falta el aire, dolor de estómago y más... Muchas de estas señales son invitaciones a parar, a concedernos una pausa y a escuchar nuestro cuerpo
para plantearnos un cambio por el bien de nuestra salud.
Cuando el cuerpo nos avisa de que algo no va bien, silenciamos la señal tomando analgésicos o buscamos cualquier otro medio de anestesiarlo.
Pero apagar artificialmente la alarma natural que llevamos incorporada es altamente peligroso.
Sin duda, en la vida todos hacemos lo mejor que podemos, pero a veces las cosas salen lo bien que quisiéramos, y esto se expresa muchas veces
con nuestra salud.
Para ello muchas veces lo mejor es consultar a un terapeuta que pueda traducir esas afecciones, más allá de obviamente consultar a su médico.