lic. maria maldonado

¿PARA QUÉ AGUANTAR TANTO?

Los humanos tenemos mucha “capacidad de aguante”, y aunque a veces sepamos que “no estamos bien”, la disonancia entre lo que pienso y lo que hago no es aún suficiente para impulsar el cambio.

Por ejemplo: “tengo algunos kilos demás, pero no tanto. o “soy un poco irascible, pero “lo normal”, o “mi trabajo no me gusta, pero voy tirando.”, 

“no soy feliz con mi pareja, pero bueno…por lo menos no estoy en soledad y me conformo”, entonces... 

El malestar es todavía soportable y postergo la posibilidad de cambiar.

Mientras el malestar que te produce no cambiar sea “soportable” en relación al esfuerzo que consideras que implica el cambio, además del miedo

o la visión catastrófica de lo que creo que viene lo pueda manejar, hay muchas posibilidades de permanecer en el camino más cómodo, a no hacer nada. 

Somos seres programados para horrar energía, es algo fisiológico: nos rige la ley del mínimo esfuerzo.

Tal vez para optar por el cambio, debas tocar fondo. Piénsalo.