Cuando nuestro cuerpo necesita nutrientes se produce la sensación de hambre, es hambre fisiológico, por lo que cualquier
alimento cubre la necesidad del organismo y cuando está cubierta se produce la sensación de saciación, de tranquilidad.
Pero también, se produce la apetencia que es la necesidad emocional de consumir un determinado alimento.
Estas dos sensaciones normalmente van unidas, de esta manera cuando tenemos hambre comemos cosas que nos gustan
disfrutando de ese momento de ingesta.
Suele pasar que cuando tenemos problemas emocionales estos dos procesos se disocian, esto es, se separan y ya no funcionan
simultáneamente, de modo que cuando tenemos hambre comemos y nos saciamos pero cuando tenemos apetencia nos resulta
más difícil parar ya que no se produce esa sensación de saciación, ni tranquilidad.
Piensa: Si cuando tienes hambre un trozo de pan o cualquier alimento te calma es fisiológico, si se te antoja algo muy particular,
es hambre emocional, es ese algo más que te falta y sabes registrar.