En primer lugar intenta aceptar que es una defensa que en algunos contextos puede ser que no tenga utilidad, piensa.
Darle vueltas a una cosa detenidamente para tomar la mejor decisión puede ser útil, hay un beneficio racional y emocional,
pero no siempre es así. Así que identifica a qué edad o en qué ambiente empezaste a desarrollar esta defensa obsesiva
para no entrar en contacto con tus emociones. Y si no lo recuerdas, puedes acudir a terapia para ayudarte a ello.