Vivir es amar y amar es dar sentido a nuestras vidas a través de todas las cosas que hacemos: nuestro trabajo, nuestras aficiones,
nuestras relaciones personales y afectivas…
Si renunciamos a amar o nos arrepentimos por haberlo ofrecido, renunciamos también a la parte más hermosa de nosotros mismos.
El amor ayuda a nuestras defensas. Así es, al liberar endorfinas la sensación de felicidad es mucho mayor por lo que al mismo tiempo
se mejora el funcionamiento del sistema inmunológico y nos ayuda a mejorar las defensas ante enfermedades. Disminuye el estrés.
Atrévete a amar, vale la pena arriesgarse.